Muchas veces no sabemos cómo medir la productividad de nuestros días. Y es que por más que nos queramos zafar de las ataduras de la academia rígida y obscurantista, siempre acabamos por sucumbir. Queremos medir todo en términos de producción, intentando rellenar más y más páginas cada día. ¿Para qué? Aquí podría sucumbir ante la tentación de seguir con una divagación teórica sobre la finalidad de la universidad y del mundo obscuro de la academia.
No sé cómo mediremos la productividad de nuestros días de camino. A lo mejor tendremos que hacer una media de los pasos que damos por hora. ¿Alguien del "equipo" proveniente del GEEI se ofrece? Bueno por el momento mi preparación va muy mal. Eso sí llevo usando los zapatos desde el mismo sábado. Entiéndase que ya tienen algo de olor característico al zapato que te pones desde las 7 de la mañana hasta las tantas de la noche. Tu pie simplemente no es libre de respirar. Un día intentaré quitarme los zapatos en el seminario y le diré a mis compañeros que mis pies necesitan respirar. Veremos si soportan. Como Melody diría, "puede ser una buena idea para cuando sea profesora". Pues eso; que puede ser una buena idea para cuando llegue a un salón y los estudiantes me vean descalzo.
Físicamente ando bien: madrugador y con energía para lo que venga. Sólo he vuelto a activar mi cuerpo con un partidito de fútbol del cual salí hecho una leña. Pero son gajes del oficio de un portero apodado "huracán del Caribe". Alguien me ha dicho que las intensiones no contaban para escribir en esta bitácora, pero ahí va… Hoy tenía la intensión de ir a correr por mi querido Getafe. Pero son las 7:14 pasado el meridiano y todavía ando por mi querido departamento "politiqueño" (política + puertorriqueño = politiqueño), con mi querido mapa de mi mar enfrente; siempre de inspiración para todo lo que hago. Sí hasta para ir a Santiago. Volviendo con la intensión pues como verán sólo se quedó allí. Pero es un buen augurio de que ya mañana viernes o sábado me motivaré a una corridita de algunos 30 minutos.
Bueno las voy dejando, y no sigo dando lata porque voy a acabar pareciéndome al que reparte las cuadrillas sueltas en la entrada de la UAM. Seguiremos en contacto.
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